¿Por qué es adecuada la especulación? (I)
Especular es un término que tiene muy mala prensa. Supone en el imaginario, “aprovecharse” de las necesidades de las personas, tomar ventaja de algo para, de forma inescrupulosa, aumentar los precios de un bien en particular. En fin, supone una especie de daño que infringe quien “incrementa” los precios, sin tomar en consideración la situación de la indefensa ciudadanía.
Hasta ahí, lo que la gente supone. La realidad pasa por otro lado. Presta atención, y deja de unirte al coro de quienes se sienten víctimas de “los especuladores”. Ten paciencia y trata de leer sin pasiones, pues lo que te voy a explicar cambiará la forma en la que interpretas la realidad.
Primero, “especular” es natural, es suponer, es creer, es hacerse una idea sobre acontecimientos y escenarios futuros, de manera tal que uno adopta un curso de acción en particular basado en esa creencia. Dado que espero que cierta cosa pase en el futuro, actúo en consecuencia. Es decir, si supongo que el día de mañana podría existir escasez de un determinado producto, lo compro hoy en espera (ahí la especulación) de que en el futuro, al presentarse la misma, pueda yo obtener una ganancia superior. ¿Es esto adecuado? Desde luego que sí.
Vamos por partes. Ya lo estudiaron los escolásticos en el pasado: quien renuncia al consumo presente para comprar algo y guardarlo en espera de obtener más en el futuro, no solo está especulando con la posibilidad de una ganancia posterior, sino también sacrificando el disfrute inmediato. Esa renuncia merece una recompensa. Ahora bien, alguien podría objetar: “sí, sí… pero sin abusar”. Permíteme seguir con el argumento.
Quien hoy compra para vender cuando un bien escasea es, en realidad, quien contribuye a resolver el problema. Su comportamiento ahorrador y especulativo es lo que permite que hoy exista un producto que, de otro modo, no estaría disponible sin la previsión de quien ayer pensó en estas circunstancias. Pero tranquilo: esto es solo una parte del asunto.
La escasez se presenta en forma de precios más altos, que reflejan una disminución de la oferta o un repentino aumento de la demanda. Cuando “el problema se presenta” es el momento en que “la persona previsora” (el especulador) aprovecha para obtener ganancias extraordinarias. Pero, el precio más alto, no es provocado por él, sino por el cambio en las condiciones preexistentes de oferta y demanda. Recuerda siempre que los precios son reflejo, no causa.
Continuará…
El autor es economista, PhD (c) en Ciencias Sociales y Jurídicas por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, España y máster en Economía de la Escuela Austriaca. Es liberal, vive en Guayaquil y es director ejecutivo del Instituto Ecuatoriano de Economía Política (IEEP).
- 23 de junio, 2013
- 1 de diciembre, 2023
- 9 de agosto, 2015
- 8 de julio, 2025
Artículo de blog relacionados
AOL Noticias Washington, DC.- El presidente estadunidense Barack Obama, bajo presión de grupos...
11 de mayo, 2010- 23 de agosto, 2009
- 25 de mayo, 2023
El Diario Exterior Las relaciones de los gobiernos “bolivarianos” de América Latina con...
21 de junio, 2011