¿Es absurdo decir que Cuba vive un medioevo castrista?
¿Es un disparate afirmar que en muchos aspectos la vida actual de los cubanos de a pie en la Isla se asemeja a la que llevaban los pueblos en el imperio de Carlomagno, o en los tiempos de Juana de Arco? No, no lo es, sobre todo si consideramos la psicología social y vivencial que genera cada época histórica.
Los humanos ya vienen al mundo con cierta protección genético-cultural para afrontar la vida que les ha tocado vivir. Por eso se adaptan mejor a las adversidades. Diríase que en buena medida reaccionan por reflejo incondicionado, es decir, con respuestas y actitud automáticas heredadas, no derivadas de aprendizaje previo, como cuando el bebé recién nacido succiona leche del pecho materno sin que nadie lo haya enseñado.
Y ahí está el detalle, los cubanos en la Isla no están «protegidos» genética y culturalmente para enfrentar la vida de tintes medievales que en buen grado les han impuesto a cientos de miles de familias, que hoy en muchos aspectos viven incluso peor que sus homólogas de la Edad Media, porque sufren más.
En el cuasi milenio medieval (476-1492) que en Estados Unidos llaman Dark Age (Edad Oscura) la gente venía al mundo ya con el ADN adecuado para alumbrarse con velas o lámparas de aceite, acostarse al anochecer, ir a buscar el agua al río, o sacarla de un pozo, transportarse en carretas, a caballo, o a pie, vivir en casas pequeñas muy rudimentarias de madera, barro, o piedra, sin la higiene adecuada.
Mayormente se alimentaban con lo que sembraban y los animales que criaban. La carne la salaban y ahumaban para que no se pudriera. Y con la leche hacían queso. No había antibióticos ni otros medicamentos y morían por enfermedades que hoy se curan en pocos días.
Era esa la única vida que ellos conocían y solo podían añorar la que se daban los señores feudales, nobles, regidores, comerciantes; pero no porque vivieran de forma muy diferente o dispusieran de antibióticos, sino porque los criados trabajaban muy duro y lo hacían todo. Aquel tipo de vida tan difícil durante tanto tiempo devino cultura y se enraizó en los genes de la gente (palabra esta derivada de gene).
El origen de aquel período histórico básicamente rural y atrasado, surgió con la caída del Imperio Romano (476) y el desmantelamiento de la más avanzada cultura conocida entonces, cuando las ciudades se volvieron inseguras por invasiones, saqueos y genocidios. Las poblaciones urbanas se trasladaron al campo en medio de la dispersión geográfica del poder político, militar y cultural que originó feudos, y de ahí el nombre de feudalismo que también tiene el medioevo.
Aquello, en mayor o menor grado, duró hasta el siglo XV, cuando con la toma de Constantinopla y la caída del imperio bizantino, en 1453, y con la llegada de Cristóbal Colón a «las Indias» en 1492, comenzó la Edad Moderna, que después dio paso a la Contemporánea con la Revolución Francesa, en 1789.
Los cubanos no nacen protegidos genética y culturalmente para el medioevo
Al grano, los cubanos vienen al mundo con una cultura y genes diferentes. Cuba ni siquiera tiene reminiscencias de rasgos medievales, como sí los tienen algunas naciones extremadamente pobres del África Subsahariana. Es más, la Revolución Industrial entró en el siglo XIX en Latinoamérica precisamente por Cuba. Y a mediados del siglo XX su economía ya ocupaba la posición 29 entre las mayores del planeta.
Pero en 1959 asaltó el poder un megalómano y misántropo llamado Fidel Castro que hizo trizas la floreciente economía de mercado cubana. En poco tiempo se desplomó, y si no hubo hambruna fue por los subsidios multimillonarios de la Unión Soviética.
Al fallecer el mecenas soviético y acabarse también el dinero que por un tiempo estuvo regalando a Cuba la dictadura de Venezuela, el país se hundió en la mayor crisis económico-social de su historia. Y los cubanos fueron como subidos a la Máquina del Tiempo y trasladados a la Edad Media profunda.
Hoy, en la tercera década del siglo XXI cientos de miles las familias cubanas cocinan con leña. La mayor parte del día y la noche no tienen electricidad. No disponen de un servicio regular y estable de agua potable y no hay ríos ni pozos para obtenerla.
Y, ojo, muchos cubanos mueren o se agravan de sus enfermedades por falta de antibióticos y otros medicamentos, que no hay ni en los hospitales. Cientos de miles viven en casuchas improvisadas con pedazos de cartón, madera y latas, en barrios con peores condiciones higiénicas que las que podían tener las familias medievales en Brujas, Venecia, Constantinopla o Córdoba.
En La Habana, otrora una de las más bellas y limpias urbes del mundo, hay en las calles enormes basureros nauseabundos, infectados de roedores, moscas, mosquitos; y pestilentes aguas negras de las que emanan bacterias y microbios. Esos focos públicos de enfermedades hoy en las ciudades cubanas superan a los de cualquier aldea medieval.
Eso explica por qué hay en la Isla enfermedades que no debe haber en las ciudades modernas, como cólera, malaria, lepra, tuberculosis, dengue, zika, ataques a mortales de gastroenteritis, y otras más. Y no nos sorprendamos si se producen brotes de viruela o resucita la peste bubónica de los tiempos de Boccaccio.
Detengámonos ahora en las noches cubanas, oscuras cual «boca de lobo» como las de la Dark Age. Hace 1.200 años, en tiempos del emperador Carlomagno, las familias se alumbraban con lámparas de aceite y velas. Acostarse a dormir poco después de ponerse el sol era lo normal.
Se pudren los alimentos, no se puede dormir bien, no hay agua
Hoy en Cuba las noches son igualmente oscuras, pero no hay aceite ni otros combustibles para faroles, y velas mucho menos. Con el colapso del sistema electroenergético los apagones en Cuba son diarios, de más de 19 y 20 horas, y a veces de 52 horas seguidas en todo el país.
A las familias se les pudren en el refrigerador los escasos alimentos que han podido conseguir. No pueden conservar la carne, si la logran adquirir a precios cósmicos, pues carecen de sal. No pueden hacer queso con la leche, porque no la hay.
Tampoco forma parte de la cultura cubana «acostarse con las gallinas», como lo hacían los francos, lombardos, sajones, bávaros, frisones, bávaros, y otros pueblos carolingios. Los cubanos están genéticamente aptos para irse a dormir varias horas más tarde, luego de aprovechar la noche de mil maneras.
Con un clima tropical húmedo y caluroso, los cubanos tampoco pueden dormir bien pues no pueden utilizar ventiladores, y quienes están «dolarizados» gracias a la diáspora, no pueden encender sus equipos de aire acondicionado. Sin ventilador, no pueden poner el mosquitero y el calor no deja conciliar el sueño. Los mosquitos que llegan desde el hediondo basurero callejero inoculan enfermedades y las moscas y ratones se encargan de contaminar todo lo demás en el hogar.
Y para constatar en vivo rasgos medievales de la vida actual en la Isla, veamos dos testimonios recientes captados en el terreno mismo.
Raimundo, un jubilado de 70 años que vive en Santiago de Cuba, dijo a la periodista independiente Laura Sarmiento: «Antes, en la mañana, me iba a la panadería para esperar el pan. Ya no hay pan; ahora me voy para el camino viejo de El Cobre a buscar leña (dice que la corta él mismo); en la casa ya no queda ningún mueble viejo que romper; no hay luz brillante, ni aserrín para hacer un fogón (…) la leña sale gratis; el carbón está caro y es un dinero que te quitas para comprar comida».
Mercedes, una habanera de 82 años, expresó a 14YMedio: «Mi’jo, la gente está cocinando con leña o carbón, pues la balita de gas cuesta en la calle 20.000 pesos. Mi pensión como maestra de primaria jubilada es de 2.600 pesos al mes y no puedo comprarla. El Gobierno está matando al pueblo de hambre».
Hay otras analogías entre el vivir carolingio y el medioevo castrista. Pero este breve bosquejo da una idea de la vida que hoy da la «revolución» a los cubanos, sin el componente genético-cultural necesario, y que se da la mano con la de muchos siglos atrás, cuando nadie podía imaginarse que descendientes suyos caminarían por la Luna, mientras otros vivirían tan mal como ellos.
- 23 de enero, 2009
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