Los políticos han estado hablando de la desigualdad del ingreso y la movilidad ascendente durante los últimos dos meses. Por desgracia, sus jugosas citas confunden los problemas más de lo que los clarifican.

El Presidente Obama declaró recientemente: “El problema es que junto a una desigualdad incrementada, hemos visto niveles disminuidos de la movilidad ascendente en los últimos años”. ¿Sus soluciones propuestas? “Las inversiones en educación... y un salario mínimo—contribuyeron a aumentar los niveles de vida para un número masivo de estadounidenses”.

El Presidente presentó erróneamente la situación y propuso soluciones equivocadas.

La movilidad del ingreso puede ser medida a lo largo de la vida de un individuo o por la movilidad entre generaciones dentro de la misma familia. La mayor parte de la gente inicia su vida adulta con ingresos relativamente bajos, debido a que tiene pocas habilidades laborales, poca experiencia laboral y una educación incompleta. A medida que desarrolla habilidades, adquiriere experiencia y completa su educación, sus ingresos se elevan durante sus 20, 30 y 40 años, y por lo general alcanzan sus máximas ganancias en sus 50 o 60 años antes de jubilarse.

Históricamente, este “ciclo de vida” de los ingresos ha creado una vasta movilidad de ingresos. Datos de una Encuesta sobre la Dinámica de los Ingresos de la University of Michigan muestran que, de las personas que se encontraban en el quintil más bajo de quienes percibían ingresos en el año 1975, sólo el 5,1 por ciento de ellos estaba todavía en el quintil más bajo 16 años más tarde y un 29 por ciento había ascendido hasta el quintil superior de los perceptores de ingresos.

La movilidad entre generaciones es menos dramática. Un estudio reciente de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER por sus siglas en inglés) examinó cómo se desempeñaron los niños nacidos en la década de 1980 en relación a sus pares en comparación a la forma en que sus padres se desempeñaron a su vez con relación a sus pares. Encontró que el 8 por ciento de los niños nacidos en familias en el quintil inferior de los perceptores de ingresos llegó al quintil superior de los perceptores de ingresos de su misma edad para el momento en que tenían 30 años. Para los niños nacidos en el quintil medio, el 20 por ciento alcanzó al grupo superior a los 30 años.

Contrariamente a las afirmaciones del Presidente, el estudio también encontró que la tasa de movilidad intergeneracional se mantuvo en gran medida sin cambios en los últimos 50 años. Sin embargo, esto no quiere decir que no existan barreras a la movilidad ascendente. El estudio reveló significativas variaciones locales y regionales en la movilidad de todo el país. Los vecindarios con grandes densidades de poblaciones afroamericanas tendieron a demostrar una movilidad del ingreso relativo más baja.

Por desgracia, las propuestas del Presidente Obama tienen poca probabilidad de ayudar a aumentar la movilidad de ingresos en los segmentos de menor movilidad de la población de los EE.UU.. El mayor obstáculo para la movilidad de ingresos para algunos trabajadores es su capacidad de subir hasta el primer o el segundo peldaño de la escalera económica lo cual les permitirá desarrollar las habilidades para lograr un ciclo vital de ingresos normal.

El salario mínimo es una política que impide que los trabajadores pisen el primer peldaño de la escalera. La productividad por hora de algunos trabajadores se encuentra por debajo del salario mínimo federal de 7.25 dólares por hora. A estos trabajadores se les impide conseguir su primer trabajo y comenzar el proceso de adquisición de las habilidades que los conducirán a mayores ingresos en el futuro. Los jóvenes afroamericanos son desproporcionadamente perjudicados. Casi la mitad de los trabajadores que ganan el salario mínimo tiene menos de 25 años, y el desempleo entre los afroamericanos de 16 a 24 años se mantiene en más de un 23 por ciento. Es probable que un aumento en el salario mínimo federal impedirá a aún más trabajadores conseguir su primer empleo que les permita comenzar a subir la escalera económica.

La mala educación es otra de las barreras a la movilidad de ingresos que perjudica de manera desproporcionada a los jóvenes afroamericanos. Pero arrojar más dinero a los distritos escolares deficientes con maestros sindicalizados y monopolios locales es poco probable que ayude a la situación. En lugar de ello, se necesita una mayor competencia para estimular una mejor educación.

No mencionado por los políticos de ambos lados del debate sobre la movilidad de ingresos es el efecto devastador que la imposible de ganar guerra contra las drogas tiene sobre la encarcelación juvenil y cómo eso impide el empleo. Un antecedente de arresto puede ser una barrera para obtener un buen primer trabajo y tiempo en prisión es tiempo perdido para la adquisición de las habilidades y la educación que mejoran los ingresos a través del tiempo. Una vez más, los jóvenes afroamericanos se encuentran desproporcionadamente perjudicados. Casi el 50 por ciento de los varones afroamericanos han sido detenidos al menos una vez antes de que alcancen los 23 años de edad.

La movilidad de ingresos en los Estados Unidos es muy similar a lo que ha sido. Aún más importante, independientemente de la posición relativa de uno, la forma en que vivimos ha mejorado mucho desde los “años dorados” de la década de 1960. Un hombre de treinta años hoy en día, que se encuentra en el mismo grupo de ingresos en el que estaban sus padres cuando eran más jóvenes, tiene una televisión mejor y más plana y un teléfono que no está atornillado a la pared y que contiene una computadora que es mucho más poderosa que lo que eran las computadoras de escritorio de sus padres.

Las barreras a la movilidad permanecen. Pero esas barreras son más un producto de la interferencia del gobierno en nuestras vidas que una característica inherente a una economía de mercado.

Traducido por Gabriel Gasave


Benjamin Powell, es Asociado Senior en el Independent Institute y Director del Free Market Institute de la Texas Tech University.