Reflexión dominical: Los emprendedores sirven mejor al público que los políticos

21 de April, 2012

Fui a Las Vegas recientemente para una conferencia y salí ganando. Sin embargo, no lo hice en la mesa de blackjack ni en la ruleta. Lo hice en Starbucks. En concreto, obtuve 97 centavos de pura ganancia el 2 de abril con el “arbitraje Starbucks” en el Casino Harrah.

Esto es lo que ocurrió. Estaba en la reunión de 2012 de la Association of Private Enterprise Education en el Casino Harrah en Las Vegas. Hay un Starbucks en el vestíbulo del Harrah, pero dando vuelta a la esquina y subiendo por una escalera mecánica hay otro Starbucks. Me di cuenta de que el Starbucks del piso superior normalmente tenía una fila mucho más corta.

El martes por la mañana, tenía algo de tiempo y decidí realizar un experimento. Le mencioné a la gente en la larga fila del Starbucks de la planta baja que había otro Starbucks a unos pocos pasos de distancia con probablemente una cola mucho más corta. No supe que más de una o dos personas se percatasen. Luego subí las escaleras, compré dos cafés de tueste oscuro tamaño “Grande” a $ 7,03 y los llevé abajo. Anuncié a la gente que esperaba en la fila que los había adquirido en el piso de arriba y acabé vendiéndoselos (rápidamente) a un caballero en la cola de la planta baja a $ 8.

Lo que obtuve fue pura ganancia. Según el economista Israel Kirzner, la ganancia surge cuando los emprendedores alertas notan que la estructura de producción se encuentra averiada de alguna manera. En este caso, me di cuenta de que podía haber una diferencia en el precio que tendría que pagar por una taza de café de Starbucks en un mercado (arriba) y el precio que podría obtener por él en otro (planta baja).

Actividades como esta son la fuente de la ganancia de un emprendedor. Algunos emprendedores exitosos descubren modos mejores y más baratos de hacer las cosas. La gente de Apple, por ejemplo, cree (correctamente) que las personas estarían dispuestas a pagar por un dispositivo que pone la información del mundo en las palmas de sus manos o que les permitirá hacer cosas como escribir artículos acerca del espíritu emprendedor con sus pulgares mientras reposan en sus sofás de la sala de estar (como hice con el primer borrador de este artículo, por ejemplo).

Otros emprendedores exitosos obtienen beneficios al percibir oportunidades que otros han pasado por alto. El arbitraje es una de esas oportunidades—adquirir un bien en un mercado y luego venderlo a un precio mayor en otro. El beneficio que obtuve comprando café en el primer piso y vendiéndolo en el de abajo fue un beneficio de este tipo. Compré bajo, a un precio que el Starbucks de arriba estaba dispuesto a aceptar. Los dos nos colocamos en una situación mejor. Vendí alto, a un precio que alguien esperando en la línea en el Starbucks del piso de abajo estaba dispuesto a aceptar. Una vez más, los dos nos pusimos en una mejor situación. ¿Alguien fue explotado o defraudado? No. El comercio creó riqueza, a pesar de que en sí mismo este acto de negociación no produjo ningún café adicional.

Contrariamente a la creencia popular, las ganancias de los emprendedores en los mercados libres no son despellejadas de los trabajadores. La ganancia es una recompensa por asumir un riesgo y elegir sabiamente. No sabía con certeza que alguien estaría dispuesto a pagar más de $ 7,03 por mis dos tazas de café. Los 97 centavos que gané fueron mi recompensa por correr un riesgo basado en mi corazonada de que dos tazas de café serían más valiosas en el piso de abajo que en el de arriba. Estaba en lo cierto, y utilicé parte de los ingresos de mi venta para pagar el estampillado y enviarles postales a mis hijos.

De acuerdo con Deirdre McCloskey, esta es la clave para la riqueza del mundo moderno. El hecho es que vivimos en un mundo en el cual es al menos tolerado que comprar barato y vender caro alienta el crecimiento económico. La gran ironía de esto es que los comerciantes tienden a ser abominados o bien desconfiados. Pero, ¿quién es el verdadero servidor público: el político de decide que tomará más de tu dinero por la fuerza para poder cumplir sus objetivos, o el comerciante que decide que desea más de tu dinero y te ofrece una taza de sabroso café a cambio?

Así que aquí está parte de la lección: Apoya a tu comerciante local, y envídialo a él no a sus ganancias. Las obtuvo arriesgando su sustento y bienestar ante su expectativa de lo mucho que tú deseabas esa taza de café (o lo que fuera). Sin su intervención, conseguir el café hubiese sido más difícil. Si alguien es un verdadero servidor público, no es un político. Es el comerciante local.

Traducido por Gabriel Gasave

  • es Investigador Asociado en el Independent Institute y Profesor Asociado de Economía y Negocios en la Samford University.

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