Tal como era de esperar, a pocos días del completo desastre y la masiva pérdida de vidas (10.000 y contando) en Japón desde el terremoto record de 8,9 grados de magnitud y el tsunami, un importante economista keynesiano se manifestó en defensa de la “falacia de la ventana rota” en la economía al afirmar que el desastre japonés en verdad impulsará el crecimiento económico. El economista no es otro que Larry Summers (ex Presidente de la Harvard University, y actualmente Profesor Charles W. Eliot en la Kennedy School of Government de Harvard, ex director del Consejo Nacional Económico de Obama, ex Economista en Jefe del Banco Mundial, y ex Secretario del Tesoro con Clinton). En una entrevista en el canal CNBC Summers efectivamente sostiene que el desastre:

“. . . añadirá complejidad al desafío de la recuperación económica de Japón. Irónicamente, podría llevar a algunos incrementos temporales del PBI mientras se lleva a cabo un proceso de reconstrucción. A raíz del anterior terremoto de Kobe, Japón en realidad ganó algo de fortaleza económica”. (Que quede constancia de que el terremoto de Kobe mató a más de 6.000 personas y dejó sin hogar a 300.000).

Ahora, en un excelente artículo en The Daily Caller, “Los tsunamis no son estímulos”, Ryan Young refuta el sinsentido keynesiano de Summers:

“Los economistas llaman a esta línea de pensamiento la falacia de la ventana rota; si un niño impacta una ventana con una pelota de béisbol, se crea un trabajo para quien la reparará. . . . Pero es claramente una falacia. . . . He aquí por qué: si el tsunami nunca hubiese ocurrido, para empezar la gente seguiría teniendo todos los edificios y automóviles que tenía. Serían capaces de gastar su dinero en otros bienes adicionales que deseen. ¿Y esos nuevos empleos en la construcción que el tsunami creará? Hasta el último de los trabajadores podrían en su lugar estar haciendo otra cosa. Podrían estar produciendo computadoras, televisores, casi cualquier cosa. Para empezar, quienes eran trabajadores de la construcción podrían estar construyendo nuevas fábricas o nuevos hogares, además de los que ya tienen. En cambio, estarán trabajando horas extras sólo para recuperar lo que ya tenían. Esto no es un estímulo, aun cuando se refleje en el PBI. Es mejor construir que reconstruir”.

La falacia de la “ventana rota”, una de las más perniciosas en la economía, ha sido largamente utilizada para defender una amplia variedad de intervenciones gubernamentales, desde la renovación urbana al “dinero por chatarra” a los subsidios a la energía “limpia” y a los proyectos de obras públicas para la guerra. Por ejemplo, John Maynard Keynes argumentaba en el capítulo 10 de su libro, La Teoría general del empleo, el interés y el dinero, que puede tener sentido económico edificar pirámides completamente inútiles a fin de estimular la economía, aumentar la demanda agregada, y fomentar el pleno empleo. El keynesiano ganador del Premio Nobel y prominente columnista socialista del New York Times Paul Krugman ha afirmado de manera similar que las masivas municiones y otros gastos y proyectos de obras públicas de la Segunda Guerra Mundial pusieron fin a la Gran Depresión (véase aquí y aquí), una visión que el asociado senior de El Instituto Independiente Robert Higgs refuta cabalmente en su fecundo libro, Depression, War, and Cold War.

No obstante, la “falacia de la ventana rota” fue primero refutada muchos años atrás por el economista francés Claude-Frédéric Bastiat en su ensayo de 1850, “Lo que se ve y lo que no se ve”, que se puede encontrar en su libro, Selected Essays on Political Economy. Y una de las mejores críticas de la falacia se encuentra en el libro más vendido del economista de la Escuela Austríaca Henry Hazlitt, La economía en una lección.

Los desastres naturales y provocados por el hombre son por sí mismos suficientemente trágicos. ¿Debe también la humanidad seguir padeciendo medidas gubernamentales basadas en chifladas opiniones de keynesianos que perturbadoramente consideran a tales calamidades como económicamente beneficiosas y se niegan a aprender la simple lección de la “falacia de la ventana rota”?

Traducido por Gabriel Gasave


David Theroux (1949-2022) fue el fundador, presidente y director general del Instituto Independiente.