Dinesh D’Souza, un asociado de la conservadora Hoover Institution en la Stanford University, ha planteado una confusión en su nuevo libro The Enemy at Home. En el libro, sostiene que los atacantes del 11 de septiembre no estaban motivados ni por la política exterior estadounidense en el extranjero ni por un odio a la libertad de los Estados Unidos, tal como el Presidente Bush ha sostenido en reiteradas oportunidades. En cambio, D’Souza declara que Osama bin Laden odia la cultura liberal* estadounidense que promueve la contracepción, el aborto y la homosexualidad. En un reciente artículo editorial en el Washington Post defendiendo el libro, D’Souza sostiene que no “odia a los Estados Unidos”. No, solamente odia a los Estados Unidos liberales y está de un modo censurable tratando de utilizar a los horribles ataques del 11/09 para sumar puntos contra los demócratas de la izquierda.

D’Souza no es la primera persona que procura sacar ventaja de los ataques del 11/09. El Presidente Bush insinceramente los relacionó con Saddam Hussein e invadió Irak. De hecho, D’Souza no es ni siquiera la primera persona de la derecha en tratar de endilgarle la culpa por el 11/09 a la izquierda. Jerry Falwell culpó a los homosexuales, a los paganos y a la ACLU (sigla en inglés para la American Civil Liberties Union) por los ataques. Pese a que D’Souza parecería estar horrorizado por haber sido comparado con Falwell, ambos terminaron en el mismo lugar. Falwell sostenía que Dios estaba castigando a los Estados Unidos por las actividades de estos grupos liberales, y D’Souza afirma que bin Laden ha estado enardecido por la distribución en el exterior de los grupos liberales estadounidenses de anticonceptivos y su cabildeo ante los países no occidentales para que liberalicen sus leyes contra la homosexualidad y el aborto. Pese a que la explicación de Falwell es religiosa y la de D’Souza es más secular, ambos culpan a la izquierda. En virtud de que D’Souza es un asociado en la Hoover Institution, sin embargo, sostiene que no es un “incompetente jamelgo de la derecha”.

Pero las habilidades de D’Souza para comentar sobre las causas del 11/09 son sospechosas. La biografía de D’Souza en el sitio en Internet de la Hoover Institution no indica ninguna experiencia en estudios sobre el Islam fundamentalista. En verdad, la biografía de D’Souza no indica experiencia alguna en materia de terrorismo, asuntos externos o política de la seguridad nacional. Su biografía de la Hoover Institution enumera sus campos de conocimiento como sigue: “Responsabilidad social e individual, derechos civiles y acción afirmativa, economía y sociedad, educación superior”. Todos los libros anteriores que ha escrito son sobre temas internos, y fue un analista senior en política interna en la Casa Blanca durante la administración Reagan. Académicamente, obtuvo un B.A. (sigla para bachelor of arts) en inglés. Después del 11/09, todo el mundo quiere ser un experto en política exterior.

Como resultado de unas credenciales mínimas en los campos acerca de los cuales está hablando, D’Souza, como cabe esperar, se equivoca respecto de las causas del 11/09. Escribe D’Souza en el Washington Post:

Contrariamente a la opinión liberal común, no creo que los ataques del 11/09 fueron una represalia por la política exterior estadounidense. Bin Laden no está disgustado porque haya tropas estadounidenses en la Meca, tal como los liberales son propensos a sostener. (No hay tropas de los EE.UU. en la Meca.) No está disgustado porque Washington esté aliado con regímenes despóticos en la región. Aparte de Israel, ¿qué otros regímenes hay allí en el Medio Oriente? No se trata todo de Israel. (¿Por qué al-Qaeda no ha lanzado ni un solo ataque en contra de Israel?) La arremetida de la crítica musulmana radical contra los Estados Unidos se debe a que el Islam está siendo atacado por las fuerzas globales del ateismo y la inmoralidad—y que los Estados Unidos están liderando el ataque.

A fin de evaluar la opinión de D’Souza, resulta necesario un análisis de los motivos originales de bin Laden para emprender su guerra contra los Estados Unidos. La mayor parte de los expertos en terrorismo—no solo los liberales—han concluido que el motivo original de bin Laden para atacar a los Estados Unidos fue ver a las no-musulmanas fuerzas estadounidenses en la tierra santa islámica de Arabia Saudita cuando regresó allí tras combatir a los “infieles” ocupantes soviéticos en Afganistán. En el mundo islámico, es deber de todo musulmán hacer lo que él o ella pueda para ayudar a expulsar a los ocupantes no-musulmanes de las tierras musulmanas. Esto es lo que incentiva a la resistencia musulmana en Chechenia, Palestina, Afganistán (tanto contra los ocupantes soviéticos como estadounidenses), e Irak. De hecho, la investigación empírica exhaustiva sobre el terrorismo suicida de Robert Pape, un experto en seguridad nacional de la University of Chicago (difícilmente un bastión del liberalismo), indica que el terrorismo suicida tiene mucho menos que ver con la religión que con el impulso “nacionalista” de echar a los ocupantes extranjeros de la patria. La investigación de Pape demuestra que las actividades de al Qaeda caen dentro de esta categoría debido a que el grupo desea expulsar la presencia militar estadounidense del Golfo Pérsico.

Además, otro motivo original de bin Laden para atacar a los Estados Unidos fue su apoyo a los regímenes despóticos y corruptos en el Medio Oriente. Tan solo porque haya muchos de ellos allí no significa que este no fuera uno de sus motivadores principales. Su mayor odio es para con el gobierno autocrático de su país natal—Arabia Saudíta. No obstante, D’Souza está en lo correcto acerca de que bin Laden no estaba originalmente motivado de atacar a los Estados Unidos debido a su apoyo a Israel. Esta justificación fue añadida más tarde para ganar más respaldo en favor de la causa de bin Laden en el mundo árabe.

Aparte de la mayoría de las opiniones expertas, basadas en los escritos originales de bin Laden, y la investigación empírica de Pape, reiterados sondeos de opinión en el mundo árabe e islámico desacreditan las reflexiones no corroboradas de D’Souza. Esos sondeos indican que a la gente en los países islámicos le agrada la tecnología, la libertad política y económica, e incluso la cultura de los EE.UU. (con resultados altos aún en Irán). Los números empiezan a descender solamente cuando la política exterior estadounidense hacia el mundo islámico es mencionada. Tal como incluso D’Souza lo admite, las opiniones de la corriente principal islámica son importantes porque han sido la fuente de reclutamiento tradicional para los extremistas musulmanes.

Dado que D’Souza posee pocos conocimientos en la materia y tiene poca información empírica u opinión experta de su parte, uno debe concluir que, en verdad, es un jamelgo político vestido de académico, que está explotando al 11/09 simplemente para ridiculizar a sus oponentes políticos. Su argumentación demagógica, como la de Falwell y Bush, resulta peligrosa en razón de que obscurece el vínculo demostrado entre la intervencionista política exterior de los Estados Unidos y el terrorismo vengativo y permite a los políticos y expertos evitar la solución más obvia: una política exterior estadounidense más humilde.

*Nota del Traductor:
Los términos liberal y liberalismo son utilizados en el presente artículo en su acepción estadounidense, la cual hace referencia a los partidarios del intervensionismo y del dirigismo estatal.

Traducido por Gabriel Gasave


Ivan Eland es Asociado Senior en el Independent Institute y Director del Centro Para la Paz y la Libertad del Instituto.