La privacidad: No arrojen a los bebés Junto con el agua de la bañera

8 de June, 2005

Un tema se encuentra presente en los dos artículos noticiosos que a continuación comentaremos: los derechos a la privacidad están siendo atacados. Es ofrecida una ”buena” razón para el menoscabo de secretos tales como el de la confidencialidad de las historias clínicas. Además, los casos se encuentran tan legalmente enmarañados, que el análisis se torna borroso y se posibilita aún más que surja una ”ley mala” basada en el activismo judicial.

Artículo noticioso Número Uno: el martes pasado, un juez del estado de Indiana falló que Planned Parenthood debe permitirle al estado tener acceso a las historias cínicas de sus pacientes que tuvieran menos de 14 años de edad.

La razón para este escrutinio en masa a través de los registros de 40 afiliados de Planned Parenthood—un proceso al que se hace referencia como si se tratase de “una expedición de pesca”—sería la de verificar que las clínicas estén denunciando de manera adecuada los casos de abuso infantil. La complicación: dado que las clínicas reciben reembolsos del Medicaid—es decir, financiamiento originado en el cobro de impuestos–el estado posee mucho más que un ”derecho” presunto a la información del que tendría con una clínica privada. A pesar de todo, cualquier pronunciamiento puede perfectamente establecer un precedente futuro para las clínicas privadas y erosionar aún más los derechos de los progenitores en favor de la supervisión estadual.

Artículo noticioso Número Dos: una consejera civil en casos de violación en Colorado, puede ser encarcelada por rehusarse a suministrarle a un tribunal militar los registros de sus sesiones profesionales con una ex cadete de la Air Force Academy. La ex cadete se encuentra entre las aproximadamente 150 mujeres cuyas alegaciones de violación provocaron una deshonrosa salida de los líderes de la Academia. La consejera le había solicitado a un tribunal de distrito que impidiese su arresto sin precedentes por parte de las fuerzas armadas.

¿El motivo para esta amenaza de llevarla a prisión? Uno de los acusados afirma que su derecho a un juicio justo hace a un lado al derecho de la acusadora a la privacidad médica. Una de las complicaciones es la de que este caso actualmente atraviesa los dos mundos de la ”justicia”—el civil y el militar—operando cada uno de ellos con distintas reglas.

Casos similarmente complejos están ocurriendo por toda Norteamérica.

Algunos fallos judiciales defienden los derechos a la privacidad. Por ejemplo, el 28 de marzo, la Corte Suprema de Colorado se pronunció en contra de la afirmación de que los registros de una victima que se encuentran en un refugio para quienes padecen de hechos de violencia doméstica (DV, como se la conoce en inglés) son confidenciales solamente respecto de la información que ella suministra pero no en lo atinente a la información o el servicio que ella recibe.

Pero, en general, uno de los principios de la libertad personal está siendo menoscabado: el de la privacidad.

La privacidad descansa en la presunción de que—ante la ausencia de una evidencia específica de maldad—un individuo tiene derecho a cerrar la puerta del frente de su casa y de decirle a los demás (incluido el gobierno) que se preocupe de sus propios asuntos. Esta es una presunción de inocencia. La privacidad asume también una división importante entre la esfera personal y la pública, la que se encuentra reflejada en las protecciones constitucionales contra el allanamiento y la confiscación no razonables. Históricamente, la privacidad se ha erigido como un baluarte entre los derechos individuales y el control social.

La privacidad entra en juego siempre que alguien ingresa a ciertas áreas de la esfera pública: por ejemplo, mediante la presentación de cargos criminales por hechos tales como el de una violación. Sin embargo, incluso entonces el sistema legal posee tradiciones evolucionadas a fin de asegurar que la privacidad no sea violada de manera excesiva. Estas tradiciones incluyen el privilegio del cónyuge, una prohibición contra las ”expediciones de pesca”, y la confidencialidad de las confesiones y de los registros médicos.

Estas protecciones evolucionadas se encuentran bajo un ataque concertado. En general, los ataques están teniendo lugar en áreas “grises”; nuevas leyes y precedentes están siendo introducidos a través de casos complicados en los cuales es posible asumir posiciones contradictorias, dependiendo del aspecto que usted se encuentre examinando.

Es interesante preguntarse, ”¿por qué estos ataques están ocurriendo con tanta frecuencia en la actualidad?” Considero que la oportunidad tiene su origen en la convergencia de tres factores.

Primero, los pronunciamiento judiciales se han convertido en una forma de ley de facto. El status legal de cuestiones explosivas, desde el aborto hasta el matrimonio homosexual, está siendo decidido por centenares de tribunales en los múltiples niveles tanto como lo es por parte de las legislaturas estaduales. Los jueces activistas, los partidarios políticos, y los abogados están redefiniendo no solamente a los amplios principios del derecho–Ej. el de la constitucionalidad—sino también a los minuciosos detalles de la aplicación de la ley. El sistema judicial se ha convertido en un vehículo popular en favor del amplio cambio social en lugar de conservar su rol más tradicional de ser un foro para evaluar la restitución o para otra justicia específica en los casos individuales. El de la privacidad, es uno de los muchos campos de batalla del activismo judicial.

Segundo, la privacidad ha sido materia de discusión desde el 11/09. Ninguno de los casos arriba mencionados involucran a la seguridad interior. Sin embargo, todos los derechos a la privacidad padecen de una sensación general de ansiedad que vuelve a la gente ávida de ”intercambiar derechos por seguridad”. Si alguien se rehúsa a proporcionar información personal, tal como sus historiales o registros médicos, surge inmediatamente el interrogante, “¿Qué tiene que ocultar?”. La posición sobre la privacidad ha pasado de ser el ejercicio de un derecho a ser una sospecha de culpa.

Tercero, la sociedad puede haber alcanzado un ”tipping point” sobre una amplia gama de temas; un ”tipping point” tiene lugar cuando es alcanzada una masa critica como resultante de muchos cambios pequeños que pueden haber ocurrido durante un periodo extenso. La manera en la cual nuestra sociedad se aproxima a cuestiones como la del aborto, la violación, y la violencia doméstica parece encontrarse en una masa crítica. Y estos asuntos involucran a la privacidad.

Respecto de temas como el de la violación, la repercusión negativa es fortalecida mediante una sensación creciente de que algunas mujeres han abusado del sistema y se han escondido detrás de la privacidad para hacerlo. Por ejemplo, los informes de acusaciones falsas se han vuelto algo común; los defensores de los derechos de los hombres sostienen que esto refleja un prejuicio a favor de la mujer en los tribunales. Por ejemplo, los tribunales rutinariamente llaman violador a un acusado mientras que protegen a la acusadora. Y, en los procedimientos criminales, el anonimato alienta el abuso.

Tales desequilibrios deberían ser corregidos pero en una forma que proteja por igual, no que viole por igual, a los derechos a la privacidad tanto de los hombres como de las mujeres.

Los factores sociales que convergen en contra de los derechos a la privacidad—y especialmente a la privacidad médica—son poderosos y persistentes. Se mueven basándose en el combustible emocional suministrado por volátiles preocupaciones como las que plantean el aborto y la violación.

Pero hay un dicho acerca de los bebés y las tinas de baño. Aquellos que promueven que la privacidad sea despojada de sus protecciones tradicionales, podrían estar arrojando a la basura a un prerrequisito de la libertad personal. Y sin libertad, no existe seguridad alguna para los individuos …ni en los tribunales ni en la sociedad.

Traducido por Gabriel Gasave

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