La Copa del Mundo arranca el 20 de noviembre en Qatar, y se espera que la vean un número récord de 5.000 millones de personas. Los aficionados tal vez no sean conscientes de que el torneo, de un mes de duración, provoca un daño cuantificable a la producción económica mundial, ya que los partidos absorben el tiempo y la atención de innumerables comerciantes, gerentes y empleados. Pero los gobiernos pueden atenuar las pérdidas adoptando políticas que fomenten la libertad económica y el progreso humano.

Dos economistas han utilizado herramientas estadísticas para medir el impacto de la Copa del Mundo en el crecimiento anual del producto bruto interno (PBI) per cápita en 185 países desde 1950 hasta 2004. El torneo, en el que participan 32 equipos nacionales, se disputa cada cuatro años, y los investigadores descubrieron un descenso de aproximadamente 0,75 puntos porcentuales en esos años en el crecimiento promedio del PBI mundial ajustado por inflación. Esta reducción es el "precio" que la gente "paga" por el disfrute de ver el torneo. Pero este costo no es soportado de manera similar.

Los habitantes de algunos países están más interesados en el fútbol en general, y en la Copa del Mundo en particular, que los residentes de otros países. Además, algunos países tienen equipos que avanzan más en el Mundial en un año determinado y de forma constante a lo largo de los años. Estos factores concentran el interés de los espectadores y las pérdidas de producción asociadas en determinados países y continentes.

Los economistas descubrieron que países de Europa, América del Sur y América del Norte experimentan los mayores descensos promedios del crecimiento del PBI en los años de la Copa del Mundo. Países concretos de Sudamérica, donde los efectos agregados son mayores, experimentan una disminución promedio del crecimiento del PBI de 0,9 puntos porcentuales en los años del Mundial, más otra reducción de 2,1 puntos si su equipo nacional se clasifica para la fase final, otra reducción de 4,1 puntos si su equipo juega la final, y otra reducción de 4,5 puntos si el país es el anfitrión del evento.

Teniendo en cuenta estos efectos, el crecimiento de la producción puede ser fácilmente negativo en países como Argentina y Brasil, donde tanto el interés de los aficionados como el éxito del torneo son fuertes. Pero los gobiernos pueden adoptar políticas que contrarresten la reducción del crecimiento del PBI en los años de la Copa del Mundo y más allá.

Los favoritos para ganar el Mundial de 2022 son Brasil, el defensor del título Francia, Argentina e Inglaterra. Ninguno de esos países tiene las mejores políticas para fomentar el espíritu emprendedor, la inversión óptima, la baja inflación y el fuerte crecimiento de los ingresos, según el informe de Libertad Económica del Mundo. Este informe evalúa cada año las políticas económicas y las instituciones de 165 países. Las políticas que promueven la libertad económica y el crecimiento de los ingresos incluyen tasas impositivas más bajas, protección de los derechos de propiedad privada, tribunales imparciales, moneda estable, tasas de interés determinadas por el mercado, bajas barreras al comercio internacional y minúsculos obstáculos gubernamentales a la creación y funcionamiento de empresas y a la contratación y administración de empleados.

Según el recientemente difundido informe de 2022, Inglaterra (Reino Unido) ocupa el puesto 22 en libertad económica, Francia el 54, Brasil el 114 y Argentina el triste puesto 161, es decir, el quinto peor. Venezuela, que tiene un gobierno socialista autoritario y corrupto, ocupa el último lugar.

Si la libertad económica se ampliara recortando las normas sindicales restrictivas, eliminando las leyes que imponen la obtención de una licencia para trabajar o poniendo fin a los requisitos de salario mínimo, es posible que la producción no disminuya en los años de la Copa del Mundo debido a la mayor libertad para cambiar el horario de trabajo o modificar las decisiones sobre el personal. A largo plazo, cuando la libertad económica de un país pasa del 25 por ciento más bajo al 25 por ciento más alto, el ingreso per cápita se multiplica por siete, la esperanza de vida aumenta en 14 años, la tasa de mortalidad infantil se reduce en un 87 por ciento, la matriculación escolar aumenta y la felicidad general mejora.

Personas en todo el mundo disfrutarán del juego bonito durante la Copa del Mundo, y el 18 de diciembre se coronará un campeón. Pero este disfrute tendrá un precio. En los años venideros, los gobiernos deberían reducir este precio y conseguir beneficios a largo plazo para la gente adoptando políticas que aumenten la libertad económica, los ingresos personales y el florecimiento humano.

Traducido por Gabriel Gasave


Lawrence J. McQuillan es Asociado Senior en el Independent Institute, Director del Centro para la Innovación Empresarial y autor del libro del Instituto, California Dreaming: Lessons on How to Resolve America’s Public Pension Crisis.