Carta al Director:
En “Run, Osama, Run” (columna del 23 de enero), Thomas L. Friedman atribuye la simpatía árabe-musulmana por Osama bin Laden a una “resistencia cultural a creer en algo bueno acerca de los Estados Unidos.” El Sr. Friedman no distingue entre la sociedad estadounidense y las acciones del gobierno de los Estados Unidos alrededor del mundo.
En un reciente sondeo de opinión de los líderes globales, incluidos varios en el Medio Oriente, los consultados admiraban a los Estados Unidos como la tierra de la oportunidad y de los ideales democráticos. Pero la mayoría de los entrevistados no estadounidenses afirmaron que las políticas de los EE.UU. en el mundo eran responsables por los ataques del 11 de septiembre. Tan sólo un pequeño porcentaje de la elite estadounidense coincidió con esto.
El Sr. Friedman y el resto del establishment de la política exterior estadounidense se retuerce las manos tratando de determinar cómo cambiar la percepción por parte del mundo de los Estados Unidos. El único camino es el de cambiar la política exterior estadounidense. Reducir el involucramiento de los Estados Unidos en el exterior disminuiría el nivel de animosidad y volverá a los estadounidenses mucho más seguros.
Traducido por Gabriel Gasave
Los árabes, los estadounidenses y bin Laden
Carta al Director:
En “Run, Osama, Run” (columna del 23 de enero), Thomas L. Friedman atribuye la simpatía árabe-musulmana por Osama bin Laden a una “resistencia cultural a creer en algo bueno acerca de los Estados Unidos.” El Sr. Friedman no distingue entre la sociedad estadounidense y las acciones del gobierno de los Estados Unidos alrededor del mundo.
En un reciente sondeo de opinión de los líderes globales, incluidos varios en el Medio Oriente, los consultados admiraban a los Estados Unidos como la tierra de la oportunidad y de los ideales democráticos. Pero la mayoría de los entrevistados no estadounidenses afirmaron que las políticas de los EE.UU. en el mundo eran responsables por los ataques del 11 de septiembre. Tan sólo un pequeño porcentaje de la elite estadounidense coincidió con esto.
El Sr. Friedman y el resto del establishment de la política exterior estadounidense se retuerce las manos tratando de determinar cómo cambiar la percepción por parte del mundo de los Estados Unidos. El único camino es el de cambiar la política exterior estadounidense. Reducir el involucramiento de los Estados Unidos en el exterior disminuiría el nivel de animosidad y volverá a los estadounidenses mucho más seguros.
Traducido por Gabriel Gasave
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