La Argentina de hoy: Cómo “eliminaron” la escasez en la isla de la fantasía

(Puede verse también del autor La Argentina de hoy: De la isla del progreso, a la isla de la fantasía)
En
la nota de la semana pasada habíamos visto cómo en la isla de la
fantasía, La Compota, Willy Dark y la señora parlanchina, habían destruido el
stock de capital de la isla y cada vez había menos cocos y peces para comer.
Primero la señora parlanchina negaba que hubiese menos cocos y peces, pero un
día fueron los de La Compota y le dijeron: Señora, nosotros creemos ciegamente
en su relato, pero el problema es que la gente no tiene cocos y peces para
comer. Es más, tenemos miedo que nosotros nos quedemos sin los peces y cocos
que les afanamos para comer.
¿Y
por qué no producen más cocos y peces? preguntó la señora parlanchina. Porque
dicen que se rompió la escalera para subir a los árboles y la red para pescar,
respondieron temerosos los de La Compota. A ver, llamen a alguno de la isla
para que me explique qué pasa.
Buscaron
a uno de los náufragos y la señora parlanchina le preguntó: ¿Es cierto que Uds.
dicen que hay menos peces y cocos? Sí, respondió el náufrago. Mire, no me
mienta, dijo la señora, porque mandó a preguntar si presentó su declaración
jurada de cocos y peces consumidos en el ente recaudador.
Pero
señora, dijo el isleño, el tema no es si presenté mi declaración jurada del
consumo de peces y cocos, el tema es si hay o no hay menos cocos y peces.
Ud.
quiere establecer una cadena del desánimo. Lo que dice es imposible que ocurra.
Es muy fácil. ¿Ud. quiere consumir cocos y peces? Sí, respondió el náufrago.
Bueno, como el consumo es el que mueve la economía, consuman más cocos y peces
y van a ver como producen más.
Pero
señora, dijo el náufrago, para poder consumir más peces y cocos primeros
tenemos que tener más peces y cocos y para eso necesitamos la escalera y la red
que Uds. destruyeron.
La
señora parlanchina levantó en cólera y dijo: ¡¿cómo me dice eso si en esta isla
nunca se invirtió tanto en sus 200 años de historia como desde cuando nosotros
llegamos? Pero bueno, ¿qué necesitan para reconstruir la escalera y la red?
El
náufrago la miró y le dijo: tenemos que ahorrar cocos y peces para los días que
le dediquemos a hacer otra escalera y otra red. Es decir, necesitamos crédito
que es igual a cocos y peces no consumidos durante un tiempo. Lo que en el
mundo civilizado se llama ahorro que es la contracara del crédito.
Ah,
dijo la señora parlanchina, Ud. quiere hacer el ajuste neoliberal del Consenso
de Washington y de los fondos buitres. Quiere que la gente consuma menos. Ud.
no entendió que si no se consume no se invierte.
Vamos
de nuevo señora, le dijo el náufrago. Si no ahorramos peces y cocos vamos a
pasar hambre los días que estemos trabajando en la escalera y en la red. Para
poder consumir más primero tenemos que tener esos dos bienes de capital.
Ud.
no entiende nada del nuevo modelo que impusimos en la isla. Si hacen falta
cocos y peces pueden comprarlos usando las hojas de las palmeras que utilizamos
como moneda. Y si hacen falta más hojas de palmera el problema se soluciona.
Llamen a Merche, dijo la señora parlanchina.
Llegó
Merche, que estaba a cargo de las hojas de palmera que se usaban como moneda en
la isla, y le dijo: acá me dicen que faltan cocos y peces para consumir. Como
el consumo mueve la economía, ¿qué solución proponés? Merche, que no entendía
nada de economía, le dijo: es muy fácil, cortamos más hojas de palmera para que
compren cocos y peces mientras construyen las escaleras. Vamos a inundar la
isla de hojas de palmera para que la gente pueda comprar más peces y cocos
mientras construyen la escalera y la red. No hace falta ahorrar cocos y peces,
la economía moderna permite seguir consumiendo cada vez más gracias a que
tenemos muchas hojas de palmera que nos permiten evitar el ajuste que proponen
estos neoliberales.
El
náufrago miró a Merche y le dijo: ¿Ud. propone que nos comamos las hojas de
palmera mientras construimos la escalera y la red? No, le dijo Merche, con las
hojas de palmera compran cocos y peces mientras construyen la escalera y la
red.
Pero
esas hojas de palmera no las quieren nadie en la isla, dijo el náufrago.
Claro,
le respondió Merche, Uds. prefieren los diamantes de la isla vecina. Los vamos
a obligar a cambiar su cultura vendepatria. De ahora más palmerizamos todas las
transacciones que se hagan en la isla. Nadie puede tener los diamantes de
las islas vecinas. Los diamantes no son para darse lujos, son para invertir en
los viajes a otras islas de los miembros de La Compota, la señora y todos los que
nos sacrificamos por Uds. para que vivan mejor.
¿Pero,
qué cocos y peces vamos a comprar con las hojas de palmera si no hay porque la
producción bajó gracias a que Uds. destruyeron el stock de capital? Lo que
podemos hacer es pedirles prestados cocos y peces a los isleños vecinos para
consumir mientras hacemos la escalera y la red. Después, cuando ya hayamos
recuperado la producción les devolvemos los cocos y los peces.
¡Jamás!
gritó la señora parlanchina. Ud. quiere volver a endeudarnos cuando nosotros estamos
en una política de desendeudamiento. Ud. quiere que caigamos en manos de los
fondos buitres. En todo caso podríamos pedirles prestado pero a condición que
ellos acepten que le devolvamos solo el 30% de los cocos y peces que nos
presten. Si esos buitres de la isla vecina quieren cobrar todo lo que nos
prestaron no les vamos a pagar y si no aceptan nuestras condiciones se joroban
porque no les pedimos prestado nada.
El
náufrago, harto de esa conversación delirante le dijo: mire, esto es muy fácil.
Hoy producimos pocos peces y cocos porque Uds. destruyeron la escalera y la
red. Así que el ajuste ya llegó. Si queremos volver a consumir más peces y
cocos necesitamos la escalera y la red y para eso tenemos que dedicar el
tiempo a construir ambas cosas y sacrificar tiempo para la pesca y la búsqueda
de cocos. Así que tenemos que ahorrar cocos y peces para el tiempo que nos
lleve rehacer el stock de capital. Si no quiere eso y tampoco quiere pedirles
prestados cocos y peces a nuestros isleños vecinos, no hay soluciones mágicas.
La
señora parlanchina reflexionó y dijo, llamen a Willy Dark, un tipo gritón y que
se hacía el guapo siempre que tuviera algunos que lo defendiera.
Willy,
le dijo la parlanchina, acá dicen que hay pocos peces y cocos para consumir.
¿Qué hacemos? Willy miró desafiante al náufrago y le preguntó: ¿cuántos peces y
cocos consumen por día y cuántos quieren consumir? Ahora consumimos 2 cocos y 4
peces por día, respondió el náufrago, y queremos consumir 4 cocos y 8 peces por
día. Bien, entonces, de ahora en más, y hasta que construyan la escalera, 2
cocos pasan a ser equivalentes a 4 cocos y 4 peces son equivalentes a 8 peces.
¡Se acabó la escasez porque yo lo digo!
El
náufrago lo miró y le dijo a Willy: ¿Ud. me está diciendo que vamos a consumir
lo mismo que consumimos ahora pero tenemos que hacer como que consumimos más?
Miré, le dijo Willy, si Ud. dice eso está falsificando los datos oficiales de
la isla, y ese comportamiento merece que le haga un juicio por dar datos
engañosos.
Viendo
que la conversación no llegaba a ningún lado, el náufrago dio media vuelta y se
fue.
La
señora parlanchina miró a Willy y a Merche y les dijo: esta gente es
desagradecida. Estamos dejando la vida para que ellos vivan mejor y nos vienen
con estos planteos absurdos. Deben haber estudiado economía en Jarvar y les
llenaron la cabeza con esas ideas neoliberales de que para consumir primero hay
que producir y que para producir más hay que invertir. Estoy agotada de
sacrificarme por ellos.
A
propósito de sacrificios, ¿alguien se dio cuenta que mi “amado” se afanó los
cocos y peces para nuestra fiesta de hoy a la noche? Encima que nos
sacrificamos por ellos, estos desagradecidos son capaces de murmurar que somos
corruptos y nos dedicamos a consumir lo que ellos producen.
Nota: "La Compota" alude a La
Cámpora, una agrupación política oficialista de Argentina, mientras que
Willy Dark sería Guillermo Moreno, el energúmeno que ocupa el cargo de
Secretario de Comercio Interior de ese país. Entre ambos, tienen
prácticamente a su cargo el manejo de la economía de la ex República
Argentina. Merche es la presidente del Banco Central argentino, Mercedes Marcó del Pont. El nombre de la señora parlanchina lo omitimos para no afectar el estómago de nuestros lectores.
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