¿Qué hemos aprendido en Venezuela?
Por María Denisse Fanianos de Capriles
En
esta última década, millones de venezolanos que vivimos en este país, hemos
aprendido muchas cosas importantes:
– Hemos aprendido el significado de la palabra Patria y sobre todo amor a la
patria.
– Hemos aprendido a tener paciencia, que no es lo mismo que
"acostumbramiento", mientras seguimos sin detenernos en la lucha, y
con los pies bien puestos sobre la tierra, viendo no sólo un lado de la
realidad sino la realidad completa.
– Hemos aprendido a saber que todo tiene su tiempo. Que los errores cometidos
en el pasado han tenido graves consecuencias y que es muy difícil lograr que
las cosas cambien de la noche a la mañana.
– Hemos aprendido que lo que más daño puede hacerle a nuestro corazón es sentir
odio y que lo mejor que podemos hacer para no llenarnos de ese veneno es rezar
con cariño por quien no nos cae bien.
– Hemos aprendido que tenemos unos jóvenes únicos en el mundo, que han sufrido
y madurado mucho, que son geniales, creativos, comunicativos, solidarios y que
están participando en la sociedad como nunca antes en nuestra historia.
Una juventud que tiene muchos sueños, esperanza y ganas de seguir adelante.
– Hemos aprendido que si nos rendimos o "tiramos la toalla" esos
jóvenes podrían hacerlo también.
– Hemos aprendido que tenemos muchos hermanos "de espíritu" y
"de patria", en todos los rincones de Venezuela y del mundo entero.
Hermanos que se alegran con nuestras alegrías, que sufren con nuestro dolor,
que nos acompañan con oración y lucha, y nos transmiten ánimo. A ustedes
¡Muchas gracias!
– Hemos aprendido a levantarnos rápido de nuestras pérdidas y duelos. No le
damos mucho espacio a la depresión porque aquí tenemos tanto trabajo por hacer
que no nos podemos dar ese lujo.
– Hemos aprendido a ponernos en los zapatos de los demás y por eso entendemos
las decisiones de quienes no piensan como nosotros; y hemos entendido que:
"La solidaridad como actitud de fondo implica, en las decisiones económicas,
sentir la pobreza ajena como propia, hacer carne de uno mismo la miseria de los
marginados y, a la vista de ello, actuar con rigurosa coherencia. No se trata
sólo de la profesión de buenas intenciones sino también de la decidida voluntad
de buscar soluciones eficaces en el plano técnico de la economía, con la
clarividencia que da el amor y la creatividad que brota de la
solidaridad". (Juan Pablo II, L'Osservatore
Romano, 12.IV.1987).
– Hemos aprendido que la prioridad esencial en este país se llama Educación en
Valores.
– Hemos aprendido lo que significa arrodillarse, no frente a un hombre o
dinero, sino frente a Dios, porque sabemos humildemente que sin Su ayuda no
podemos nada.
– Hemos aprendido a ser personas de paz y a resolver nuestras diferencias en
paz; a pesar del odio que se ha querido sembrar, de los pronósticos de algunos
que anunciaban bla, bla, bla. Y que como nunca en la vida tantos venezolanos,
en todos los rincones del país y del mundo entero, han rezado y rezan
diariamente por la paz en nuestra nación. Gracias a esas oraciones, Dios
y la Virgen nos han protegido (y protegerán siempre) de una "supuesta
guerra" entre hermanos.
– Hemos aprendido que somos muchos quienes estamos dispuestos a seguir rezando,
luchando y sembrando sin descanso, conscientes que a lo mejor el fruto del
esfuerzo no lo veamos aquí en la tierra.
– Hemos aprendido que tenemos que luchar por ser mejores personas cada día y
que las cosas hay que hacerlas limpias, honestamente y de cara a los hombres y
a Dios; porque si no tarde o temprano pagamos las consecuencias.
– Hemos aprendido que no hay cosa más grande en el mundo que luchar por lo que
uno quiere. Que no importa sacrificar nuestra "calidad de vida", ni
nuestra propia vida. Que no importa vivir sin descansar por muchos años, o
hasta que estemos enterrados. Que la satisfacción que da el luchar por el
futuro de los hijos y de los nietos de nuestra patria ¡No tiene precio!
– Hemos aprendido que nos toca animar y apoyar a tantos niños y jóvenes que
sueñan con un mejor país que el que les dejaron sus anteriores generaciones. Y
que como somos parte de esa generación anterior, que dejó de hacer muchas cosas
necesarias en su momento, tenemos un compromiso grande de seguir trabajando,
hasta el final, "exprimiéndonos como un limón".
Y lo más importante es que hemos aprendido a tener mucha fe y mucha
esperanza. Esa esperanza que nos da la fortaleza necesaria para seguir
adelante, apoyada en mucha oración y mucho trabajo.
¡Y que disfrutaremos, alegres y unidos, esa dura lucha que nos conducirá a
descubrir en su máximo esplendor lo que puede llegar a ser esta nación: un
ejemplo de país unido que rezó y luchó, sin descanso, para dar progreso, paz y
justicia a todos los habitantes de nuestra amada patria Venezuela!
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