Ecuador: Cebiche con quáker

Sin embargo, no hay excelencia en la ineficiente herencia del 2011: perdimos 260.000 hás. de cultivos por la sequía. Su Excelencia ha tenido 5 años para contratar un equipo de técnicos israelíes en riego. En su lugar prefirió contratar un chef belga para atragantar a los comensales de Carondelet.

En el manejo petrolero no logra el incremento de reservas porque no hace exploración. Y pese a los ochenta mil millones recibidos, Su excelencia nos clava ilegalmente un paquetazo para cobrarnos hasta por respirar. Suben los pasajes aéreos. No hay cupos en las universidades para los bachilleres, pero la educación ya es de todos. A Su excelencia le resbala. Nuevo berrinche porque no acepta que a un producto con registro sanitario extranjero se le exija nuevamente. Lógico. Pero le quita su registro a los partidos políticos y con ello, un derecho adquirido reconocido por el Estado. No por ningún gobierno. Así, Su excelencia ganará las elecciones sin contendores. ¿Abuso de poder? No, excelencia.

Prohíbe la venta dominical de cerveza. Estamos hartos de perder la libertad gracias a las trasnochadas ideas de un ocurrido. De comer cebiche con qúaker o cangrejos con limonada, pues igual nos matan en las calles. Acaba de sucederle al cuñado de un alto funcionario. Parece ser que la única relación presidencial con la excelencia es la que existe entre el discurso de Cantinflas en la película del mismo nombre y el mishu. Discurso que jamás podrá ser superado por Correa.

Cinco años son suficientes para saberlo.