La verdad sobre las armas

4 de agosto, 2012

La tragedia en Aurora, Colorado, ha dado lugar a una abundante y lamentable desinformación respecto de las armas de fuego. Trataremos de añadir algunos hechos a la justificada emoción.

¿Son algunos armas más peligrosas que otras? El tirador de Aurora tenía tres armas de fuego cuando ingresó al cine: una escopeta de pistón, un rifle semiautomático y una pistola semiautomática.

En un entorno cerrado y abarrotado de gente como un cine, la escopeta fue probablemente el arma más letal de las tres. Cada cartucho de escopeta puede esparcir media docena o más de perdigones, cada uno capaz de matar o mutilar a una persona. Las escopetas calibre 12 a menudo disparan cinco proyectiles, y a veces más, antes de tener que ser recargadas. Y a diferencia de las armas semiautomáticas, por lo general no se atascan.

Sin embargo, en la mayoría de las ciudades estadounidenses, casi todo el mundo puede adquirir una escopeta en el acto. Los activistas y políticos que se oponen a las armas casi nunca proponen prohibirlas.

En cambio, por estos días el foco está puesto en las llamadas “armas de asalto”.

¿Deberíamos estar especialmente preocupados por las armas de asalto? Las armas de asalto no son por lo general el arma preferida. Ninguna de las dos peores balaceras en la historia de Estados Unidos involucró armas de asalto. James Huberty, que mató a 20 personas en un restaurante McDonald’s en San Ysidro, California, en 1984, utilizó una escopeta, una pistola y un rifle de caza. George Hennard, que mató a 22 personas en la cafetería Luby’s en Killeen, Texas, en 1991, empleó dos pistolas comunes.

No obstante, los opositores a las armas parecen obsesionados con ellas. Entonces, ¿qué es exactamente un “arma de asalto”?

¿Qué son las armas de asalto? Usted podría pensar que la definición dependerá del poder de fuego de un arma o de su capacidad para mutilar o matar. No es así. Las armas de asalto son principalmente definidas por su apariencia. Como Steve Chapman explicó el otro día:

Las armas de asalto son funcionalmente indistinguibles de los rifles de caza semiautomáticos comunes. No disparan más rápido, no asestan rondas más letales, y no desperdigan balas. Sólo lucen como armas de uso militar.

Las características que descalificaban a una pistola conforme la prohibición federal eran unas que no afectaban la destructividad, como empuñaduras de pistola y monturas de bayoneta. Si al acusado de asesinato en Aurora, James Holmes, se le hubiese impedido la compra de estas armas, podría haber hallado un montón de otras que habrían servido igual de bien a su propósito.

Básicamente, lo que descalificaba a un arma cuando la efímera prohibición de las armas de asalto se encontraba en vigor era el hecho de lucir como un arma militar. Las características ofensivas incluían culatas de plástico, cargadores de municiones extendidos, culatas plegables, y otros dispositivos decorativos que hacían que luciesen, pero sin funcionar, como un rifle de asalto plenamente funcional.

Contrariamente a las afirmaciones de que las armas con aspecto militar sólo están diseñadas para matar seres humanos, son, de hecho, ¡el segmento de más rápido crecimiento del mercado de los rifle de caza!

¿Qué ocurre con las ametralladoras? La mayoría de los comentaristas de televisión que censuran las armas de asalto implican que estas son automáticas—que usted tan solo jala del gatillo y las balas comienzan a volar. No es así. Ha sido ilegal comprar una ametralladora en el mercado abierto en los Estados Unidos por más de 80 años. Sin embargo, puede obtener una con un permiso especial y hay cerca de 250.000 en manos privadas.

Ahora he aquí algo interesante: a pesar de todas esas armas en manos privadas, no parece haber un solo ejemplo de una ametralladora poseída legalmente siendo utilizada para cometer un delito a lo largo de todo el período de 80 años. Esto pone de manifiesto dos cosas: (1) las calcomanías tienen razón: las armas no matan, la gente lo hace, y (2) podemos tener restricciones razonables sobre el acceso a las armas de fuego sin necesidad de prohibirlas por completo.

Eso nos lleva a otra obsesión: la insistencia de que las armas son inútiles como herramientas de auto-defensa.

¿Son útiles las armas para la defensa propia? Como se saba, lo son. De acuerdo a una investigación realizada por el reconocido criminólogo de la Florida State University, Gary Kleck, armas son utilizadas en defensa propia entre 800.000 y 2,5 millones de veces cada año.

Un estudio realizado por John Lott y Mustard David encontró que las pistolas parecen ayudar a las mujeres más que a los hombres. Mientras las tasas de homicidios caen cuando uno u otro sexo porta más armas, el efecto es especialmente pronunciado cuando las llevan las mujeres. Cada mujer adicional que porta una pistola oculta reduce la tasa de asesinatos de mujeres de tres a cuatro veces más que lo que un hombre armado adicional reduce la tasa de homicidios entre los hombres.

¿Más armas causan más delitos? En la típica película del Oeste, todo el mundo tiene un arma. Cuando van a un bar, comienzan a beber. Luego, empiezan a insultar a los demás. Al poco tiempo, empiezan a dispararse unos a otros. Puede ser una buena teatralización, pero es una historia pésima. Resulta que la Ciudad de Dodge en el siglo 19 ¡era más pacifica que lo que la mayoría de las ciudades estadounidenses son hoy en día! Robert Heinlein explicó por qué: “Una sociedad armada es una sociedad educada”, escribió.

En general, algunos de los estados más fuertemente armados tienen tasas de delitos violentos muy bajas y viceversa. Además, parece que cuando los chicos buenos están armados hay menos violencia armada. La investigación realizada por John Lott muestra que el hecho de permitir a los ciudadanos ejercer el derecho a portar armas ocultas reduce el crimen violento. En aquellos estados que han promulgado leyes que otorgan el derecho a portar armas de mano ocultas, la tasa de homicidios promedio bajó de 6,3 por 100.000 a 5,2 por 100.000 habitantes de nueve a diez años más tarde—una caída de alrededor el 1,7% en la tasa de homicidios por año durante 10 años.

En los estados que promulgaron leyes sobre el derecho de portación entre 1977 y 1999, la incidencia a nivel general de tiroteos con victimas múltiples se redujo en un notable 67% con las muertes y lesiones causadas por tales balaceras cayendo un 75% y 81%, respectivamente. Y desde 1997, dos de los ocho tiroteos acontecidos en escuelas fueron ambos detenidos por ciudadanos con armas de fuego (incluso antes de que la policía llegase al lugar).

¿Qué muestra la evidencia internacional? Suiza de hecho exige a los varones jóvenes mantener armas en sus hogares, como parte de las milicias del país. Sin embargo nadie ha acusado jamás a Suiza de albergar troteos como los del Salvaje Oeste. Finlandia tiene una de las mayores tasas de propiedad de armas en el mundo. Sin embargo, también tiene una muy baja tasa de crímenes violentos.

Traducido por Gabriel Gasave

  • es Asociado Senior en el Independent Institute y presidente del Goodman Institute for Public Policy Research.

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