Los campos universitarios pagan un precio muy alto por las políticas políticamente correctas

1 de March, 2006

Acontecimientos aparentemente desconectados entre sí han tenido lugar en los dos campos universitarios más antiguos de los Estados Unidos. Ha habido un cambio en la conducción de la Harvard University y una alegación de violación en el College of William & Mary.

El primero de ellos ha recibido el escrutinio de parte de los medios; el otro todavía vuela por debajo del radar.

Ambos llevan el mismo mensaje: Lo “políticamente correcto” está vivo y penetrante donde quiera que haya sido institucionalizado mediante las leyes y las políticas.

El primero de los sucesos: El martes pasado, el Presidente de Harvard, Lawrence H. Summers anunció su renuncia.

“Renuentemente he concluido que las diferencias entre mi persona y segmentos del cuerpo docente de la facultad de Artes y Ciencias no hacen posible [continuar]”, sostuvo.

El diferendo se debe en parte a un discurso informal que Summers brindó durante un almuerzo el 13 de enero de 2005. En su introducción expresó que la conferencia sería tanto especulativa como intencionalmente provocativa, tal como se lo había solicitado el organizador del evento. Summers exploró luego tres explicaciones posibles para la ausencia comparativa de las mujeres en el campo de las ciencias y de las matemáticas. Una de ellas se refirió a las innatas diferencias entre los géneros.

Actos homicidas (Andrea Yates) han recibido más aprobación por parte de las feministas del género que las breves y tibias palabras de Summers. Incluso la subsiguiente promesa de Harvard de $50 millones para mejorar la diversidad y “el modo en que son tratadas las mujeres que se dedican a las ciencias y a la ingeniería” no logró que se enfundaran los cuchillos.

El profesor de leyes de Harvard Alan Dershowitz explicó, “Esto [la renuncia de Summer] es la izquierda dura flexionando sus músculos y diciendo: No nos gusta la forma en la que Larry Summers piensa, no nos agrada lo que dice, no nos gusta lo que hace y nos vamos a deshacer de él”.

El segundo acontecimiento: El 28 de octubre de 2005, supuestamente ocurrió una violación en el colegio universitario de William & Mary después de una salvaje fiesta de una agrupación estudiantil femenina en la fraternidad Delta Delta Delta. Una profunda controversia rodea a la supuesta violación. El 30 de octubre un estudiante varón, que fue públicamente mencionado como el acusado por la administración de la universidad, fue denunciado por cargos de violación. El 4 de enero de 2006, todos los cargos fueron retirados.

Actualmente, el acusado está procurando borrar su prontuario policial. Ha incoado una demanda civil reclamando cinco millones y medio de dólares en concepto de daños contra su acusadora. Su acusadora ha presentado sus descargo ante el tribunal.

En los meses posteriores, una audiencia judicial en el William & Mary condujo a la expulsión del estudiante. La expulsión es parte de una profunda escisión en el colegio acerca del sistema judicial que rige en el W&M y respecto de cómo las acusaciones penales deberían ser tratadas por la administración. Es mucho lo que está en juego.

Si una marca negra de “violador” queda en los archivos permanentes de un estudiante, su futuro académico y sus opciones en la carrera podrían ser devastadas.

Los dos incidentes en Harvard y en el W&M dramatizan el poder que todavía ejerce la corrección política donde quiera que la misma ha logrado implantarse en las políticas y mecanismos junto con las funciones de la academia.

Summers fue considerado ineficaz debido a que, durante décadas, una intimidada academia prácticamente le otorgó a las feministas del genero un cheque en blanco para la elaboración de políticas. El pecado de Summers fue violar el código de lenguaje de las feministas tanto en la letra como en el espíritu. Su expulsión plantea el punto de que nadie queda fuera de su alcance. El hecho de que Summers renunciara fue un anticipo del inminente voto de desconfianza de parte de sus “colegas”.

La situación en el W&M es uno de los ejemplos más típicos de cómo actúa la corrección política en los campos universitarios: Sigilosamente, burocráticamente y en contra del “tipo pequeño”. El caso resulta también significativo porque incluye un plan acerca de cómo romperle la espalda al poder de lo “políticamente correcto”. A saber, eliminar las leyes y las política a través de las cuales penetra.

Un periódico estudiantil del W&M, The Remnant, está demandando dicha supresión. Mientras tanto, el W&M defiende su sistema judicial y recomienda tan solo reformas insignificantes.

Las “correcciones” sugeridas por The Remnant difícilmente sean insignificantes. Las mismas incluyen:

– A los estudiantes acusados debería permitírseles la plena utilización de los servicios de un abogado. Actualmente, los letrados no pueden participar en un audiencia, por ejemplo, cuestionando algún testimonio o presentando el caso.

– Debería exigirse un estándar probatorio más alto, especialmente en las causas penales que involucran la expulsión. En la actualidad, se utiliza un “claro y convincente” estándar de evidencia. Esto exige más que la “preponderancia de la evidencia” [51 por ciento] utilizada en los tribunales civiles pero menos de la exigencia de “más allá de una duda razonable” [99 por ciento] empleada por los tribunales penales.

– Los estudiantes que no puedan prestar testimonio en virtud de cargos criminales pendientes deberían ser suspendidos temporalmente y sus audiencias razonablemente postergadas.

(El abogado del acusado le aconsejó vigorosamente no declarar ante el W&M antes de que las acusaciones penales fuesen resueltas. De esta forma fue expulsado sin ser oído.)

The Remnant se encuentra actualmente organizando una “iniciativa para el cambio”. El 20 de marzo, celebrará un foro al que estarán invitados representantes de la oficina del decano.

El foro de discusión será acalorado. El director del Remnant Will Coggin tiene una inclinación a citar al Manual del Estudiante del W&M el cual garantiza los derechos de los estudiantes. El mismo declara que ellos “gozarán de todos los derechos, privilegios, e inmunidades garantizadas a todo los ciudadanos de los Estados Unidos y del Commonwealth de Virginia”.

Sintetizando, el manual garantiza las libertades civiles de los estudiantes. En las cuestiones penales, estas incluyen el derecho a ser representado por un abogado, la presunción de inocencia y altos estándares de evidencia. Coggin ha concluido que esa garantía “es una mentira”.

Espero que el W&M haga que Coggin se trague sus palabras mediante la revisión del caso contra el estudiante acusado y la instauración de los derechos individuales que garantiza.

Si lo hace, creo que Coggin reirá mientras traga.

Traducido por Gabriel Gasave

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