Chile: El desempleo no cede
Editorial – El Mercurio
Una nueva alza registró la tasa de desocupación en el trimestre móvil finalizado en abril, al llegar a 8,3 por ciento -cifra cuatro décimas superior a la del trimestre móvil inmediatamente anterior y una décima superior a la de igual trimestre de 2005-. Es la primera vez, después de más de un año, que la tasa de desempleo sube en 12 meses.
Lo positivo, no obstante, es que la ocupación se in-crementó en 3,4 por ciento, lo que implica 198 mil nue-vos puestos de trabajo en el último año. También es importante notar que la totalidad del nuevo empleo corresponde a trabajo asalariado, que es el más formal y, en consecuencia, más estable. Con excepción del sector electricidad, gas y agua, todo el resto de los sectores está creando nuevos puestos de trabajo. Destaca aquí el sector servicios comunales, sociales y personales, con 58 mil nuevos empleos.
A pesar del buen comportamiento de la ocupación, la tasa de desempleo sube porque la fuerza de trabajo está aumentando a tasas aún mayores. En efecto, durante el trimestre móvil finalizado en abril se sumaron 226 mil nuevas personas a la fuerza de trabajo, en relación con abril del año pasado, lo que implica un crecimiento de 3,6 por ciento, superior en dos décimas al crecimiento del empleo. En el último tiempo, la tasa de participación laboral -esto es, la fuerza de trabajo como porcentaje de la población de 15 años y más- ha estado creciendo. Hace un año era de 53,8 por ciento, y en la actualidad es de 54,9 por ciento. Aun así, todavía es baja para estándares internacionales y, además, recién se están recuperando los niveles de mediados de los años 90, previos a la crisis asiática.
Sí ha habido un crecimiento más sostenido en la participación laboral de la mujer, que hoy es de 38,7 por ciento, en tanto que el año pasado era un punto porcentual menor, y hace una década llegaba a sólo 33,7 por ciento. Aun así esta tasa sigue siendo baja a nivel internacional. Por ejemplo, el porcentaje de mujeres entre 25 y 54 años que trabajan en Suecia es de 81 por ciento; en Estados Unidos y Alemania, de 72 por ciento; en España, de 58 por ciento, y en Chile, alrededor de 50 por ciento.
Por lo general, la fuerza de trabajo es procíclica, esto es, crece más durante las épocas de auge económico. La razón de ello es que durante estos períodos hay más oportunidades de encontrar empleo y, por tanto, la gente sale a buscarlo. Más allá del tema cíclico, las bajas tasas de participación laboral en Chile hacen presumir que la fuerza de trabajo seguirá creciendo, en tendencia, a tasas elevadas, bastante superiores a las del crecimiento de la población. De ahí que el desafío sea crear puestos de trabajo a tasas aún más altas, de manera que el desempleo siga bajando.
Debe también recordarse que en la recesión de 1999 la desocupación promedio del año llegó a 9,7 por ciento. Desde entonces bajó gradualmente, y el año pasado fue de 8,1 por ciento. Esta cifra es todavía muy superior al 6,1 por ciento que se registró en 1997.
En este esfuerzo por crear más empleos, lo clave es el crecimiento. Preocupan, por lo tanto, las bajas tasas de aumento de la actividad que exhibe nuestro país (5,1 por ciento en el primer trimestre de este año), a pesar de las extraordinarias condiciones externas que enfrenta.
Por otra parte, también es clave un mercado laboral flexible, que se adapte tanto a las necesidades de la empresa como a las de los trabajadores. Las iniciativas que tienden a rigidizar el mercado laboral, como la ley de subcontratación, no van en la dirección adecuada, en cuanto reducen la creación de empleos y, así, hacen más difícil lograr el objetivo de que baje la tasa de desocupación.
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