Caroline Kennedy busca un vice

Por Gustavo Sierra
Calrín

Caroline Kennedy todavía mantiene esa aura de la niña simpática que montaba a su pony Macarrón por los jardines de la Casa Blanca. Es la única miembro del clan Kennedy que nunca mostró interés por la política. Sin embargo, a los 50, con tres hijos, asumió un papel preponderante en la campaña de Barack Obama y ya nadie descarta que pueda ser el primer paso hacia una carrera electoral. Es la encargada principal de encontrar el mejor candidato a la vicepresidencia para acompañar a Obama. Y lo está haciendo con el sigilo y la astucia de una cortesana del siglo XV.

Caroline integraba un triunvirato nombrado por Obama para “sondear” a quien será su compañero/a de fórmula. El líder del grupo era Jim Jonhson, un veterano en este tipo de trabajo que ya buscó vice a John Kerry. Pero tuvo que renunciar por un escándalo en la adjudicación de multimillonarios créditos. Queda Eric Holder, un ex número dos del Departamento de Justicia en la administración Clinton. Pero los que están siguiendo el proceso en Washington aseguran que la que hace las preguntas y toma las decisiones es Caroline. Y siempre lo hace con una voz suave y modales de niña de internado suizo.

Es una de las personas más inteligentes que conozco. Nos hicimos muy amigos. Confío en ella , dijo Obama cuando la nominó. Y Carolina abandonó su enorme y seguro departamento de Park Avenue de Nueva York y las obras de caridad que hace desde que murieron su madre Jacqueline (1994) y su hermano John (1999) para entrar en aguas que conoce desde muy pequeña pero en el que hasta ahora no había querido bañarse. Desde que se graduó en Harvard y obtuvo su título de abogada en Columbia fue tentada con varios puestos. En la Casa Blanca de Clinton se rumoreaba que podía ser la Attorney General (secretaria de Justicia) el puesto que había ocupado su tío Bob en la presidencia de su padre.

Ahora, recorre los pasillos del Congreso, se entrevista con los líderes de las bancadas hispana y negra, hace preguntas incómodas a influyentes senadoras. Y todo sin que ninguna cámara haya logrado hasta ahora retratarla en su tarea. Carolina apuntala una carrera política con la mayor de las discreciones.